lunes, 19 de marzo de 2012

El Fantasma

Tomó sus cosas del cajón, prometió no volver... Caminó sin mirar atrás...

Introdujo la mano fría en un bolsillo roto, la piel de su pierna se estremeció. Buscó las llaves, abrió otra puerta, con nuevos cajones...

Nunca volvió fisicamente, al menos cumplió su promesa...

Aveces aparecía un alguien con su olor, o su ropa... Ya no era él.

Tal vez fue un accidente, un auto colapsando contra su pecho, un huracán arrancando su cuerpo del suelo o un rayo dividiendo su vida y quemándolo todo alredededor. Tal vez fue un accidente (o no).

Su fantasma reaparecía cada tanto, perturbando la calma de mi vida, revolvía algunos cajones. Yo le permitía que entrara y saliera... alguien, alguna vez, me dijo que si les preguntas qué quieren, "se quedan", así que detuve mi vida esperando que se aburriera de atormentarme. Él sentía un extraño bienestar imaginando que todavía mis cajones le pertenecían.

Era un fantasma viejo, desquiciado e inoportuno, con un alma eternamente en pena... Y mi vida su purgatorio.



... si pudieras irte, en silencio, sin revolver mis cajones e importunar mi vida... sólo si pudieras irte...

1 comentario:

Anónimo dijo...

tan solo si encontrase lo que hace tiempo he perdido no tendria esta sensacion de estar muerto...entonces..podria marchar en silencio..pero busco mil veces en tus cajones y no lo encuentro.