martes, 29 de diciembre de 2015

insomnio

a media noche, cuando no puedo dormir, siempre pienso en tí...

lunes, 21 de diciembre de 2015

Fonta, seguís siendo así de grande!

FÁBULA DEL PELOTUDO, Según Fontanarrosa
Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el pelotudo del pueblo. Un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños mandados y recibiendo limosnas. Diariamente, algunos hombres llamaban al pelotudo al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande de 50 centavos y otra de menor tamaño, pero de 1 peso. Él siempre agarraba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos. Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió: - Lo sé, no soy tan pelotudo..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda. Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece pelotudo, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos pelotudos de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos
La cuarta: (pero la conclusión más interesante) Podemos estar bien, aun cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo
MORALEJA:
"El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser pelotudo delante de un pelotudo que aparenta ser inteligente"
Fontanarrosa

martes, 15 de diciembre de 2015

La historia sin fin


Otra vez se quedaron los dos amigos largo tiempo en silencio mirando al cielo de la noche, donde el dragón de la suerte seguía trazando sus círculos con movimientos ondulantes; lentos y pausados. De vez en cuando atravesaba, como una nube blanca, la luna llena.
-¿No duerme Fújur? -preguntó finalmente Bastián.
-Está durmiendo ya -dijo Atreyu en voz baja.
-¿Sin dejar de volar?
-Sí. No le gusta estar dentro de las casas, ni siquiera cuando son grandes como el palacio de Qüérquobad. Se siente oprimido y encerrado e intenta moverse con todo el cuidado que puede para no derribar ni romper nada. Sencillamente, es demasiado grande. Por eso, casi siempre duerme en el aire.
-¿Crees que me dejará también montar sobre él?
-Claro que sí -dijo Atreyu-, pero de todas formas no es muy fácil. Hay que acostumbrarse...

Michael Ende - La Historia Interminable.