jueves, 1 de enero de 2009

La armadura oxidada

Con los años uno descubre que el pasado está lleno de momentos encantadores, que el presente es un continuo descontrol y que el futuro es completamente incierto.
Tú habitas mi pasado, y a veces te odio por adueñarte de mis recuerdos.
La memoria es muy selectiva, y generalmente uno elige recordar sólo los buenos momentos, pero contigo es diferente, hasta las cosas triste las recuerdo con melancolía.
El pasado siempre te acerca, acariciándome por las tardes…a veces cuando tengo miedo al caminar por las calles, siento tu mano conduciéndome, y por las noches es tu cuerpo el que se recuesta a mi lado para susurrarme historias.
Los últimos años he decidido ignorarte, no respondo tus mensajes, te evito en las calles…
Lo éticamente correcto es que corte relaciones contigo, pero fuiste mi compañero tanto tiempo, y tal vez tu presente está tan descontrolado como el mío…
Yo sigo estando aquí, escribiendo líneas que no conocerás, ojalá pudiera acercarme a ti y tenderte una mano, ojalá pudiera abrazarte y desearte un buen año, ojalá pudiera convencerte que mañana las cosas estarán en orden (o que por lo menos te acostumbraras a verlas desordenadas)… pero no será así, tú seguirás haciendo lo éticamente correcto y yo estaré allí, recordando los tiempos en los que teníamos un refugio (tú en mí, yo en ti).