Alguien mencionó su infelicidad con respecto a la sociedad, otro lo miró afirmando sus palabras.
Miro por la ventanilla, todavía faltan como 20 minutos hasta mi parada. Soy testigo (involuntario) de esas conversaciones deprimentes acerca de lo "mal que estamos"...
Una chica embarazada viaja amontonada en un asiento "de a uno" (media nalga sobresale hacia el pasillo, y se convierte en un obstáculo para los niños, que deben procurar dominar sus pesadas mochilas, convertidas en armas mortales por culpa de ese manual Estrada, cuarto grado, quinta edición)...
El chofer grita un: -¡Atrás!. ¡Avancen!- y mira por el espejito retrovisor , creyendo que de esa maner logra intimidarnos.
Una chica de uniforme y corbata azul, conversa con su amiga sobre alguien llamado Diego: -¡Todos son iguales!- dice, y en ese instante se convierte en mujer.
Busco poner en blanco mi mente, malditos monjes tibeteanos y su capacidad de abstraerse, hago fuerza, no está resultando, respiro suve y profundo, suave y profundo, se abre la puerta de atrás, un auto toca bocina, suave y profundo, que Diego esto, que Diego aquello, una vieja con el clásico "¡dame el asiento nene!", suave y profundo, suave y profuno... el suave y profundo se ha convertido en una respiración agitada de pre-parturienta!, es imposible, ¡renuncio!...
Ahora estoy probando con eso de "pensar en algo", a ver... algo interesante... en mi mente aparece el documental que miré a los 12 años, que muestra la imágen de ese león montado sobre una leona, durante 45 minutos, ¡maldición!... escarbo en los recuerdos... aparecen todos momentos de infelicidad, no me gusta recordar las cosas tristes, pero ahora no puedo quitar esos recuerdos de mi mente... Ahora son Los Cafres los que hacen ruido en mi cabeza ("No puedo sacarte de mi mente").
Así que intento pensar cosas agradables... y es en esa búsqueda, que decidí realizar una lista mental de 5 cosas (no vinculadas a la genitalidad) que hacen del amor algo vivible.
Mi lista es:
1. Esa primera vez que la música se puso lenta y me abrazó.
2. Esperar juntos un colectivo, que no importa si fue feridado, siempre llegó antes de lo previsto.
3. Abrir su cama a las 3 am, y que se acurruque para dejarme entrar.
4. Estar cocinando, y recibir un sorpresivo abrazo por la espalda.
5. Andrés, Rodrigo, Gustavo, Matías, Cristian, Ezequiel, Lionel, el desconocido al que le gustaron mis dientes, Jesús, Miguel, Mauro, Nico 1, Facundo, Nico 2, Mauro de nuevo, Jesús de nuevo, Esteban... (y en ese orden)
Esta lista fue auspiciada por línea 11, empresa Santa Ana, envejeciendo a tu lado....
1 comentario:
ese colectivo... muchas veces el complice cometa... que me depositaba en la vieja terminal, para lograr la libertad ansiada, el destierro feliz de aquella ciudad triste, esos momentos en los que detestaba estar en el infierno litoraleño.
la veo en ese transporte...al igual que yo ...con mochilas cargadas de sueños... tan grandes...tan lejos.
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