sábado, 21 de junio de 2008

Esa orilla, su orilla, la orilla de ambos


Se detuvo a esperar que un día la vida llegara a su orilla y la sorprendiera. Se asombró con las cosas pequeñas. Con curisosidad espió en la casa del vecino. Bebió la sangre de sus venas y estiró su piel hasta destruirla.

Decidió que esperaría.

Pensó que alguien la descubriría y la tomaría de la mano.

Se ocultó de la gente, temía que la encontrara la persona equivocada.

Alguien se detuvo un día, la vió ahí sentada y creyó que si se sentaba por un tiempo a su lado alguien los descubriría a ambos (se dijo: dos personas llaman la atención mucho más que una sola), y ahí se quedó, esperando que alguien llegara a esa orilla en la que ahora habitaban dos.

Decidió que esperaría.

Así, sin invitación, sin grandes compromisos, sin introducciones ni modales, invadió su orilla, y el espacio que antes era para ella sola, se redujo...

Se acostumbró a dormir en la esquina de la cama, a comer con él, a compartir las cosas que no le sobraban... con el tiempo, empezo a ocuparse tanto de su bienestar que olvidó los motivos que la habían conducido a esperar algo, alguien, "un algo", en esa orilla, su orilla, ahora la orilla de ambos.

Por un tiempo fue agradable su compañía (claro, también existieron los días en los que la convivencia ardía en esa incómoda orilla, y ni hablar de las mañanas en los que los atrapó la rutina).

Ella se despertó en la mitad de la noche temblando de frío...desesperada buscó con sus manos el cuerpo tibio de su compañero de orilla... no estaba... creyó que si espearaba él volvería a la orilla, porque claro no podía imaginarse la vida fuera de esa incómoda esquina en la que ambos se hicieron tanta compañía.

Dejó deshabitada la esquina en la que el dormía, a pesar de que su incómodo y tibio cuerpo ya no estaba, ella decidió que ese espacio seguiría siendo suyo para cuando decidiera volver a la incómoda esquina de su orilla.

Uos mese más tarde (en realidad fueron horas, pero no queremos que la gente descubra la trsite historia de "la mujer que fue olvidada en su orilla"), bue!, unos "meses" más tarde alguien se detuvo para confesarle que la amaba y que no la había olvidado, ella estaba feliz, había regresado... su brazo se enredó en la cintura de una mujer...él la miró, y abrazado a esta extraña se alejó...

Por fin uno de ellos habá sido rescatado de la incómoda orilla, uno (de ambos) era feliz.

Él ya tiene una hija, él sigue mintiendole que la ama, cada tanto pasa a visitarla por su orilla para declararle que no la olvida...

Yo sé que él miente, pero (aunque intento que suceda de otra manera) su esquina en mi cama sigue vacío, todavía ( y después de tanto tiempo) lo espero.

Me detuve a esperar que un día la vida llegara a mi orilla y me sorprendiera....

Me decidí a esperar -te

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